¿Sabes si tu compañero es ahora tu enemigo?
Las mujeres no sirven
A pesar que no nos encontramos en el siglo XIX, existen hombres que aún consideran que el sitio de las mujeres es el hogar y no la oficina y las ven como rivales que es necesario combatir y vencer (especialmente si la mujer ocupa un puesto importante dentro de la empresa y puede escalar a otro por encima de ellos). En este caso, debes continuar realizando las funciones igual que siempre y manteniendo a raya cualquier comentario sexista que pueda ser emitido por ellos.
El que manda soy yo
El jefe es el peor enemigo que se puede tener. Siempre se ha considerado esa batalla como perdida, ya que en cualquier momento y por cualquier excusa, puede prescindir de tus servicios. En este caso, es mejor, una vez identificado este tipo de enemigo, comenzar de inmediato a buscarse un empleo en otra parte.
Hay otros compañeros que no son enemigos, pero que requieren especial atención:
El compañero perezoso
A veces nos encontramos con compañeros que no manejan bien su carga laboral y te piden un favor o que le ayudes para poder cumplir con su tarea.
Si la situación se repite con mucha frecuencia, hay que tener cuidado; puede que quiera, en el fondo, que le hagas su trabajo mientras él o ella se distrae o charla con otros compañeros. Inclusive hay algunos que si algo sale mal, te echan en cara el hecho que no le ayudaste bien.
Ante el primer síntoma de este tipo de compañero, no debes hacer ataques personales como decirle "eres un fresco". Es mejor efectuar comentarios en el tono de crítica constructiva profesional. Es preferible decir algo como "puedo ayudarte a elaborar un sistema para que logres descubrir los errores a tiempo y organices mejor tu tiempo". Es importante que quede claro que tu no llevarás su carga sino que le puedes enseñar a "pescar".
Los compañeros que critican aspectos laborales
Algunas veces somos nosotros el problema y nos parece que los compañeros nos dirigen críticas constantes y sin fundamento sobre algún proceso de nuestro trabajo que no estamos realizando adecuadamente. Se debe evitar actitudes como "tratar como te tratan", "ojo por ojo, diente por diente" o "si me critican, yo critico", ya que estarías actuando a la defensiva y tal vez empeorando la situación.
Resulta positivo hacer un autoanálisis para evaluar si pudieran tener razón. Inclusive, pedir a algún colega, al que le tengas confianza o que consideres objetivo y justo, para que te indique si en realidad existe el problema por el cual te están criticando.
Si te dice que la crítica es fundada, es necesario determinar qué acciones tomar para mejorar. Al mismo tiempo, debes compartir momentos relajados con los compañeros para que ellos también perciban tu cambio de actitud. Siéntate con ellos a la hora del almuerzo o asiste a actividades fuera del trabajo como, por ejemplo, ser parte del equipo deportivo.
Lo que debes evitar
Hay actitudes que resultan fatales para cualquiera que desee destacarse en su profesión cuando hay enemigos a la vista:
El miedo a tomar decisiones. Todos los que logran subir tienen que dominarlo, puesto que cuanto mayor sea la autoridad, mayores serán las responsabilidades implícitas. Por lo que se recomienda, actuar con mucha firmeza y objetividad.
No saber delegar responsabilidades. Hay quienes tienen la necesidad de controlarlo todo, pues consideran que nadie lo podrá hacer mejor. Esta es una navaja de doble fijo, ya que te hace perder el tiempo y reduce la capacidad creativa de los demás Además, baja la moral de los empleados pues se dan cuenta de la falta de confianza que se les tiene.
No reconocer los méritos. Estos individuos sufren un problema de personalidad y lo compensan despreciando o ignorando las cualidades de los otros. Por lo tanto, evitan dar reconocimientos públicos o privados. Esta actitud desmoraliza y genera tensión, lo que crea un ambiente muy adecuado para ganar enemigos.
En conclusión debemos considerar esta situación como oportunidades que ayudan a crecer tanto emocional como profesionalmente, ya que nos permiten aprender a lidiar diferentes personalidades y conflictos. Esto puede convertirse en una fortaleza a la hora de tener éxito profesional.
Recuerda, jamás tomes actitudes que generen aún mayores conflictos; eso sólo empeorará la situación y trabajaría en tu contra al convertirse en parte del problema. No se trata de ganar una guerra ni de hacerla, sino de encontrar armonía dentro de las diferencias.
Fuente: http://www.rrhh-web.com/artcompanerosenemigos.html
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