¿Sabes si tu compañero es ahora tu enemigo?
Sin embargo, muchas veces esto no sucede y es entonces cuando el lugar de trabajo se convierte en un campo de batalla donde los ataques de compañeros convertidos en enemigos se hacen con armas sutiles y con sonrisas que ocultan el rencor y el deseo de aniquilación. Los enemigos tienen diferentes características y pueden estar infiltrados en cualquier parte. De esta batalla no se escapan ni los recién contratados, ya que puede existir algún compañero que por ejemplo, te tenga envidia por tu juventud y/o tu preparación académica.
¿Cómo reconocer a tu enemigo?
En estos casos, lo más importante consiste en que sepas reconocer al enemigo e identificar sus estrategias para poder combatirlo. Pero antes de lanzarte al ataque, es importante preguntarte si en realidad es tu enemigo o si sólo existe en tu imaginación. No puedes llegar al trabajo y clasificar inmediatamente como enemigos a todos los compañeros sin conocerlos. Para evitar juzgarlos injustamente, hay que analizar varios factores como los siguientes:
- Estás tomando como ataque personal un gesto, comentario o crítica que no estaba dirigido específicamente a alguien en particular.
- La agresión directa se debe a algún acontecimiento que pueda justificar la actitud de esa persona.
- La persona que está agrediendo es alguien que acostumbra tratar mal a todo el mundo y no tiene el propósito de destruir el desarrollo profesional de alguna persona.
¿Sabes si tu compañero es ahora tu enemigo?
Define al enemigo
Si después de este análisis, llegas a la conclusión de que el compañero de trabajo no tiene buenas intenciones hacia ti, tendrás que definir sus características, técnicas de acción y objetivos para poder contrarrestar sus ataques de forma positiva. Existen varios tipos de enemigo en una oficina que se clasifican en:
El agresivo
Aquellos quienes manifiestan su agresividad con ataques directos (gritan, insultan y hasta hacen escenas bochornosas en público). En este caso, lo mejor es mantener la calma y responder en un tono de dignidad y marcando los límites profesionales. De esta forma le haces ver que el que tiene un verdadero problema es aquel que manifiesta su agresividad (ya que no la sabe controlar) y no tu.
El hipócrita
Puede estar sonriendo, pero por detrás, puede hablar mal de ti. Mediante el chisme y los comentarios mordaces puede hacerte un gran daño en tu imagen. En este caso, debes enfrentarte directamente al hipócrita, sin perder la sonrisa (utilizando la misma técnica de él), quien se sentirá mal al ser desenmascarado, ya que lo que menos desea es ser descubierto.
El compañero de al lado
Se encuentra en la mesa de al lado (normalmente realizando las mismas funciones que tu) y está pendiente de cualquier error que cometas o resaltando algún defecto que observe para comentarlo o denunciarlo al jefe de ambos. Este tipo de compañero considera que la compañía no es lo suficientemente grande para que los dos podáis permanecer juntos. Ante esta circunstancia, debes esmerarte en tu trabajo, evitando darle razones a ese enemigo para que hable de ti y, a la vez, debes ignorarlo.
Los que se juntan en manada
Usualmente este tipo de enemigo no trabaja solo sino que se junta con otros (sus fieles amigos) para hacerte la vida imposible con sus indirectas orientadas en la mayoría de los casos a tu vida personal (especialmente ataca en la cafetería de la empresa a la hora del almuerzo). Casi siempre resulta posible deshacerse de ellos utilizando a los mediadores entre uno y el verdadero agresor.
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